(Desde
Washington, EEUU). En menos de un día, el presidente Trump se vio forzado a
modificar drásticamente su posición respecto a cómo ganarle la guerra al
coronavirus. El mandatario pasó de querer volver a la normalidad para Pascua, a
extender las medidas de protección por 30 días adicionales y hasta nuevo aviso.
La potencia del
enemigo y las aseveraciones de sus expertos en salud pública lo empezaron a
convencer. Pero lo que cerró el trato fue su pánico a arriesgar una
intensificación en el número de victimas con su apuro por revertir la caída
estrepitosa en los mercados bursátiles.
Pese a los
números optimistas de las encuestas de opinión, que le dan niveles de
aprobación de los mas altos registrados desde el inicio de su gobierno, la
población está sedienta de un líder en quien depositar su destino. Por ahora
ese pedestal está vacante.
La obsesión por
la reelección le hizo cometer errores imperdonables: primero desestimó el
peligro, acusando a sus enemigos tradicionales de implantar el virus y exagerar
el diagnostico. Perdió seis valiosas semanas, que permitieron al virus
encontrar refugio en tres ciudades y rápidamente cubrir los 50 estados del
país.
Durante ese
tiempo, la población miró la pandemia como lo hizo con la Guerra del Medio
Oriente, de reojo pero sin modificar su accionar diario. Los llamados de
atención de los especialistas no lograron germinar en la mente de la gente, que
buscó en Trump la guía y el ejemplo de cómo había que reaccionar. Al mejor
estilo trumpiano, se creó un equipo oficial de asesores en salud pública que
acompañaron al Presidente en sus conferencias de prensa diarias, y en paralelo
se armó otro grupo liderado por el yerno de Trump, Jared Kushner. La
coordinación entre ambos equipos era nula. La población recibió mensajes
contradictorios e información imprecisa. Las conferencias de prensa diarias de
Trump intensificaron la confusión.
En tiempos de
crisis mundial sin precedentes, el Gobierno es el único que tiene acceso a la
información que permite tomar decisiones, y el pueblo está dispuesto a entregar
su futuro a los que ostentan el poder y al cuerpo de empleados públicos que
conforman la administración. Trump uso el púlpito para ganarle ventaja a su
contrincante demócrata. Por más de que la prensa amiga del oficialismo
justifique los pasos dados por el presidente e intente minimizar sus traspiés,
los ejemplos de líderes como Angela Merkel o el primer ministro de Singapur Lee
Hsien Loong, marcan diferencias imposibles de ignorar.
En la ultima
semana surgió una figura política que dominó las pantallas con su solidez en el
manejo del COVID-19 y su firmeza en tomar decisiones críticas para detener la
avalancha de victimas del virus: el gobernador de Nueva York Andrew Cuomo.
Varios politólogos y encuestadores hablan de él como un posible candidato a
liderar el frente demócrata en noviembre. Biden no pudo hasta ahora encontrar
una plataforma desde la cual exhibir sus cualidades de líder y contribuir a
solucionar la crisis.
Salvo en ciudades
como Nueva York, Seattle y Nueva Orleans donde el COVID-19 atacó duramente a la
población, en el resto del país la mayoría acató los lineamientos del distanciamiento
social. Las familias con chicos en edad escolar reiniciaron hoy las clases
virtuales luego de la semana de vacaciones de primavera, y los que tienen
suerte de conservar su trabajo continúan sus obligaciones desde sus hogares.
Salvo los supermercados,
farmacias y estaciones de servicio, los comercios están cerrados. Los únicos
que se ve trabajando por la ciudad son los empleados de la construcción y los
jardineros. Los que perdieron sus trabajos se concentran en descifrar el nuevo
paquete de ayuda financiera aprobado la semana pasada por el Congreso.
Hay pocas voces
entre los que sufren económicamente para que se vuelva a la normalidad. La
población se muestra solidaria y el sufrimiento no se manifiesta públicamente.
Los que más presión ejercen para restablecer las actividades son algunos
empresarios y facciones dentro del gobierno de Trump, porque temen que la
recesión profunda que se viene termine con las aspiraciones de cuatro años mas
en el poder.