jueves, 2 de abril de 2020

El cambio de estrategia de Donald Trump frente al coronavirus a siete meses de las elecciones


(Desde Washington, EEUU). En menos de un día, el presidente Trump se vio forzado a modificar drásticamente su posición respecto a cómo ganarle la guerra al coronavirus. El mandatario pasó de querer volver a la normalidad para Pascua, a extender las medidas de protección por 30 días adicionales y hasta nuevo aviso.


La potencia del enemigo y las aseveraciones de sus expertos en salud pública lo empezaron a convencer. Pero lo que cerró el trato fue su pánico a arriesgar una intensificación en el número de victimas con su apuro por revertir la caída estrepitosa en los mercados bursátiles.

Pese a los números optimistas de las encuestas de opinión, que le dan niveles de aprobación de los mas altos registrados desde el inicio de su gobierno, la población está sedienta de un líder en quien depositar su destino. Por ahora ese pedestal está vacante.

La obsesión por la reelección le hizo cometer errores imperdonables: primero desestimó el peligro, acusando a sus enemigos tradicionales de implantar el virus y exagerar el diagnostico. Perdió seis valiosas semanas, que permitieron al virus encontrar refugio en tres ciudades y rápidamente cubrir los 50 estados del país.


Durante ese tiempo, la población miró la pandemia como lo hizo con la Guerra del Medio Oriente, de reojo pero sin modificar su accionar diario. Los llamados de atención de los especialistas no lograron germinar en la mente de la gente, que buscó en Trump la guía y el ejemplo de cómo había que reaccionar. Al mejor estilo trumpiano, se creó un equipo oficial de asesores en salud pública que acompañaron al Presidente en sus conferencias de prensa diarias, y en paralelo se armó otro grupo liderado por el yerno de Trump, Jared Kushner. La coordinación entre ambos equipos era nula. La población recibió mensajes contradictorios e información imprecisa. Las conferencias de prensa diarias de Trump intensificaron la confusión.

En tiempos de crisis mundial sin precedentes, el Gobierno es el único que tiene acceso a la información que permite tomar decisiones, y el pueblo está dispuesto a entregar su futuro a los que ostentan el poder y al cuerpo de empleados públicos que conforman la administración. Trump uso el púlpito para ganarle ventaja a su contrincante demócrata. Por más de que la prensa amiga del oficialismo justifique los pasos dados por el presidente e intente minimizar sus traspiés, los ejemplos de líderes como Angela Merkel o el primer ministro de Singapur Lee Hsien Loong, marcan diferencias imposibles de ignorar.
En la ultima semana surgió una figura política que dominó las pantallas con su solidez en el manejo del COVID-19 y su firmeza en tomar decisiones críticas para detener la avalancha de victimas del virus: el gobernador de Nueva York Andrew Cuomo. Varios politólogos y encuestadores hablan de él como un posible candidato a liderar el frente demócrata en noviembre. Biden no pudo hasta ahora encontrar una plataforma desde la cual exhibir sus cualidades de líder y contribuir a solucionar la crisis.

Salvo en ciudades como Nueva York, Seattle y Nueva Orleans donde el COVID-19 atacó duramente a la población, en el resto del país la mayoría acató los lineamientos del distanciamiento social. Las familias con chicos en edad escolar reiniciaron hoy las clases virtuales luego de la semana de vacaciones de primavera, y los que tienen suerte de conservar su trabajo continúan sus obligaciones desde sus hogares.

Salvo los supermercados, farmacias y estaciones de servicio, los comercios están cerrados. Los únicos que se ve trabajando por la ciudad son los empleados de la construcción y los jardineros. Los que perdieron sus trabajos se concentran en descifrar el nuevo paquete de ayuda financiera aprobado la semana pasada por el Congreso.

Hay pocas voces entre los que sufren económicamente para que se vuelva a la normalidad. La población se muestra solidaria y el sufrimiento no se manifiesta públicamente. Los que más presión ejercen para restablecer las actividades son algunos empresarios y facciones dentro del gobierno de Trump, porque temen que la recesión profunda que se viene termine con las aspiraciones de cuatro años mas en el poder.